La exposición, titulada ‘Alberto Schommer… hacia la modernidad’ (Fecha: del 2 de diciembre al 19 de marzo), pretende ser una muestra completa sobre la obra de Alberto Schommer, repasando su trayectoria a través de 87 fotografías. Muchas de las obras que se muestran pertenecen a la colección del Museo de Bellas Artes de Bilbao, como parte de la donación que realizó Alberto Schommer al museo tras la exposición ‘Alberto Schommer. Retrospectiva1945-2009’ comisariada por Alejandro Castellote en 2016. La muestra se complementa con obras no tan conocidas pertenecientes a la Fundación Schommer, según selección de Nicolás Casla, sobrino del fotógrafo.
Las fotografías que conforman la exposición están reunidas en series y se han dividido en grandes ámbitos:
Primera Época, comprende la de´cada de 1950 a 1960. Durante este tiempo Schommer recorrería las calles de Vitoria de mano de su vieja Leica, realizando sus primeras imágenes, como un ejercicio de afirmación de autor: cuidadas composiciones con una gramática personal. alejadas del reinante pictorialismo tardío.
Paisajes y escenarios urbanos, se mezclan los trabajos más personales con encargos profesionales, presentados en su día mayoritariamente en forma de libro. Schommer en la seria de Máscaras iniciada en 1985, se codeó con cuadros de los maestros Velázquez o Goya en el Museo del Prado, en mayo de 2014. Mediante una sola luz cenital y de un amanera casual, surgió esta serie de rostros, en los que el paso del tiempo convierte la arruga de los protagonistas en metafóricos paisajes de su biografía, guardando una similitud conceptual con los Paisajes Negros.
En los escenarios urbanos, en cambio, Schommer realiza sus fotografías casi como un ejercicio de escritura automática, centrándose en las interferencias visuales, la superposición de los planos y la textura simbólica de las urbes contemporáneas.
Puesta en escena, escapa aquí de la mera transcripción de la realidad y acumula trabajos que se instalan en los límites fotográficos sirviéndose de todo tipo de técnicas y soportes ligadas a la experimentación formal. En ocasiones realiza la intervención antes de la toma, a través de puestas en escena teatralizadas, pero también manipula posteriormente las imágenes mediante fotomontajes, superposición de negativos o collages. Buena muestra de ello son sus «Retratos Psicológicos», publicados en el dominical del periódico «ABC» en 1972. Con este estilo barroco de sus retratos, cercanos a una estética surrealista, consiguió escenificar el poder, la economía y la cultura de la sociedad española, entre 1970 y 1980, para posteriormente en el diario «El País», llegar a ser una crónica visual de la transición.
Experimentación, Schommer da rienda suelta a su imaginación y consigue dar vida a metacrilatos de color, vidrios, espejos rotos, cables de acero, hasta llegar a esta serie de bodegones contemporáneo, a una especie de «fotopintura», que nos recuerda sus primeros óleos. «Composiciones numeradas» (1984-1990), fue un encargo para la revista «Sobremesa». Con sus dos creaciones más artísticas: «Civilizaciones» (1987) y «Flores»(2008), consigue alcanzar la sublimación creativa. Una casualidad más, le llevó en 1973 a us primeras «Cascografías», mediante el craquelado previo de papel fotográfico. Posteriormente evolucionará hacia esculturas fotográficas, añadiéndoles así una tercera dimensión física, conceptual y atemporal, semejante a las texturas resultantes al deterioro de las esculturas clásicas.
«La obra de Schommer es toda una vida. Toda la vida que él ha entregado al arte,por supuesto, pero también adicional. Con sus fotos Schommer ha producido una segunda colectividad humana, con sus ciudades, sus parques, sus bailes, sus gobernantes, sus obispos, sus niños y sus faltas,as. Un universo, en fin, que siempre quedará como el testimonio de un artista, que al trabajar confería su obra incontables dosis de amor y de poesía e interminables maneras de verla y contarla», en palabras de Vicente Verdú.