Después de terminar sus estudios se dedicó a la pintura que alternó con el interés por el cine y la fotografía.
En 1952 viajó a Hamburgo para estudiar fotografía y aprovechó para viajar por todo Europa, recorriendo diversos museos. En 1958 se relacionó con AFAL, un colectivo de fotógrafos españoles que iniciaron un proceso de renovación fotográfica a mitad del siglo XX donde su principal vehículo comunicativo fue la revista. Ese mismo año se trasladó a París para trabajar como fotógrafo de Balenciaga, pero a penas un mes más tarde volvió a Vitoria a petición de su padre.
A comienzos de los años sesenta abandona definitivamente la pintura y acepta sus primeros encargos de fotografía industrial para empresas del constructor Juan Huarte, mecenas de artistas como Chillida, Oteiza o Balerdi.
En 1965 abrió estudio en Madrid y expuso en Colonia. En 1966 fue miembro fundador del grupo Orain de artistas alaveses. A finales de la década comenzó a adentrarse en la fotografía publicitaria y en 1971 montó un gran plató destinado a la fotografía y el cine publicitario. Un año más tarde el diario ABC le encargó una serie de retratos para el suplemento dominical, que, junto a otros realizados anteriormente, conforman la serie Retratos psicológicos. Su forma de abordar el retrato tendrá una gran repercusión durante los años setenta y ochenta, y sus fotografías se convertirán en una especie de crónica visual de la Transición.
Entre 1973 y 1974 realizó sus primeras “Cascografías”, que son fotografías que se ensamblan, se encastran y adquieren volúmenes y texturas a manos del autor. En 1976 comenzó a colaborar con el diario El País publicando sus series La Iglesia española en levitación, Grupos políticos y El desmontaje del franquismo. En 1978 publicó El grito de un pueblo, sobre Gipuzkoa. Ese mismo año fue invitado por la Casa Real española para realizar las primeras fotografías oficiales de los reyes, a los que siguió en sus viajes.
Durante los años ochenta, se intensifica su proyección internacional, y a la infatigable actividad expositiva le sumó su labor como conferenciante y profesor en cursos y talleres fotográficos. A mediados de la década inició las series Máscaras y Fermento. En 1989 el Círculo de Bellas Artes de Madrid organizó una exposición retrospectiva de su obra; es inaugurada por SS. MM. Los Reyes de España. La exposición del Círculo de Bellas Artes de Madrid itineró por diferentes museos de España y llegó a exponer durante tres meses en el Centre Pompidou de París. Con motivo del 150 Aniversario de la Fotografía, la Sociedad fotográfica de Japón le invita, junto a otros catorce fotógrafos prestigiosos internacionales, a los actos de Tokio. Es nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes ese mismo año.
En 1990 Patrimonio Nacional le encargó Ausencias, una visión personal sobre los diferentes palacios y monasterios, y a partir de esa fecha, Schommer trabajó menos en su estudio y se dedicó principalmente a proyectos documentales en forma de libro: Madrid, Roma-Nueva York, La Habana, Venecia, Buenos Aires, Shangai, Ciudad de México, París, Berlín, Egipto, Siria, Libia, Brasil, Marruecos, La Alhambra, El Escorial, Santiago de Compostela, Córdoba, etc.
Ese mismo año expone su nueva obra Cascografía en la Galería Céramo de Vitoria y la colección completa de Composiciones Numeradas.
Un año después, se elaboró una exposición individual de su serie Cascografía en Les Rencontres Internationales de la Photographie en Arles (Francia), donde Schommer impartió además, un taller sobre el retrato. También comenzó su labor como conferenciante en los cursos de verano de El Escorial, y su obra se exhibió en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
A lo largo de esta década intensificó su presencia en exposiciones internacionales y continuó publicando numerosos libros. En el año 1994 El País montó un stand en la feria de arte contemporáneo ARCO con una selección de sus fotografías junto a obras del pintor Antonio López.
En 1996 fue nombrado Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1998, con motivo de su ingreso, pronunció el discurso Elogio a la fotografía.
Durante toda esta década publicó varios libros, y sus obras se exhibieron en diversos museos y galerías, participando a su vez en los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial.
En el año 2005 con motivo de la inauguración del Centro Documental de la Memoria en Salamanca se organiza la muestra La Transición. 1977 – 1988, con un catálogo que recoge sus trabajos realizados en prensa durante ese periodo.
En 2006 participó en la exposición de obras de Académicos, Dos miradas, en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid. En el año 2008 publicó Trasfiguración, que reúne trabajos experimentales sobre plantas y flores. A comienzos del 2009 el Ministerio de Cultura concedió a Alberto Schommer la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
En el año 2010, el Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibió Schommer: retrospectiva 1952-2009. Al año siguiente publicó su libro Metro, con motivo del 90 aniversario del metro de Madrid.
En el año 2013, fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El jurado reconoció su continuada trayectoria fotográfica durante más de cincuenta años, en la que no solo ha abordado todos los temas, sino que también ha innovado en el medio, desde un punto de vista técnico y documental; siendo testigo de la transformación cultural y social de nuestro país.
En 2014, expone Mirada femenina en la Galeria de AAC Aina Nowack formando parte del programa del festival internacional de fotografía y artes visuales, Photoespaña. En esta exposición se pretende mostrar un género, quizás, menos conocido, exhibiendo una “visión femenina” de su obra, en contraposición a sus conocidos retratos psicológicos de los años setenta.
El 21 de Julio de ese mismo año, Alberto Schommer exhibe la exposición Máscaras en el Museo Nacional del Prado. Presenta retratos de escritores y artistas de distintas generaciones que se muestran en un contexto especial, acompañados por una selección de retratos pintados de las colecciones del Prado del siglo XVI hasta principios del XX, que responden a una tipología similar.
En mayo de 2015, publica en el periódico EL PAÍS, las fotografías de siete candidatos a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid. La propuesta se llama «No oculto nada», donde pide a los candidatos que posen enseñando las palmas de las manos, ya que si alguien muestra unas manos limpias, significa que esa persona no oculta nada.
El 10 de septiembre de 2015 fallece en San Sebastián a los 87 años de edad, víctima de un proceso cancerígeno.